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miércoles, 28 de marzo de 2018

Etapa 5 Aviles Soto de Luiña


Epica etapa la vivida hoy. Quizas el cansancio que empieza a lastrar nuestro físico, que no nuestro animo, quizás el agua que cae sobre nuestras  cabezas, quizás el barro que frena nuestras botas, quizás los 41,7 km finales que hemos realizado, quizás unos paisajes brutales a nuestro paso, o las pochas y el cachopo que hemos calzado en El Pitu. Salimos del albergue a las 7,30 de la mañana y llegamos a Soto de Luiña a las 18,45 horas con la parada para comer. Mojados, cansados, alguno tocado, pero seguros de haber vivido una de aquellas etapas que no olvidaremos. La salida de Aviles ha contado con la maravilla de ver la iglesia vieja de Sabugo. Tras un transitar de calles y ya en carrretera local, Salinas, Piedras Blancas e iniciando el ascenso a la aldea de La Cruz. Pista y a por Santiago del Monte y Ranon. Las botas hacia tiempo que no brillaban. Un buen tramo boscoso y enfangado (como si estuviésemos en el Vietnam tras un ataque de napalm) nos ha llevado al nucleo del Castillo y el cruce del rio Nalon, donde operarios trabajaban para quitar ramas y troncos que la corriente y el agua traía sobre sus aguas. Llegamos a Soto del Barco, donde Rafa se ha sacado jamon de Trevelez de la chistera, y siguiendo la marcha, tras sello preceptivo en el palacio de la Magdalena. Sube y sube y en llegamos a Muros de Nalon. Muy bonita (me ha encantado) pero mucha cuesta, con un quejio tremendo de los cartílagos de mi pie derecho (estoy tocado). Una buena senda, larga y embarrada, nos lleva hasta El Pitu, donde paramos para comer. Tras descanar, al ataque, ya bajo una lluvia incesante que nos ha acompañado hasta final de etapa. Que llueva, que llueva, la virgen de la cueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan. Que si, que no, que llueva un chaparron. No es que este como una chota (que también): es justo lo que ha pasado. Tras un rodeo tremebundo con unos ascensos y descensos interesantes dejamos a la derecha la playa del Rellayu y bajamos y subimos alrededor del viaducto.  Finalmente, tras beber y beber y enfangar y enfangar, aparecemos Chuqui y yo a las s18,45 horas de la tarde-noche. Que placer!!!!
Hoy nos abandona Fer por cuestiones personales. Es un placer estar a su lado y una pena para el grupo y para mi, ya que es un hermano. El se va pero queda en nuestro corazon y continua con nosotros. Buen camino!

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