Nos situamos en la penultima etapa del camino. La noche ha
estado bien en el albergue, pero sobre las 6 y pico de la mañana ya estabamos a
punto de caramelo. A las 7 ya salíamos por la puerta con la noche, buscando un
sitio para desayunar..La visión de Luarca y de su puerto es fantástica. Subimos
siguiendo el camino hasta la ermita de San Roque y la vista sobre la villa es
espectacular. Me hubiera quedado viendo todos los cambios y matices de luz de
la mañana. Pero…., ya estaba orbayeando. Hemos ido avanzando con ganas,- ya que
la lluvia nos empujaba a ir adelante. Richi, como es habitual, pone la nota de
color de la jornada. Por respeto a los menores de edad, voy a obviar tanto el
color como el tono, pero el chaval va dejando recuerdos suyos por el camin.
Pero crea afición. Teniamos también la necesidad de evitar la posibilidad de
lluvia, asi que el paso iba apretado. Otur!, Otur!, Otur! ha sido mi grito de
guerra durante media etapa. Me ha gustado el nombre del pueblo y hemos ido
atravesando el territorio, el bosque, la pista, y seguíamos en Otur. Tras El
Rellon y El Barayo y El Bao, decidimos parar en Villapedre, para una buena
cerveza…., o dos y un bocata de tortilla con chorizo picante de la tierruca
(im-presionante). Previamente pasamos por Casa Carmina con su fuente de
Santiago y una bronca del quince que tenían los dueños entre ellos. Hemos
seguido tirando hasta Navia, donde ha habido nueva parada con la intención de
comer, aunque finalmente hemos comido un bocadillo de ternera con pimiento
superbueno. La localidad es muy pintoresca también con una vista sobre la ria y
el puerto magnifica. Ascenso, ascenso y lluvia y a seguir. Antes de llegar a
jarrio, apretamos el paso con Chuqui para evitar la lluvia y llegar bien. Se
nos ha hecho larga la llegada hasta la Caridad, ya que va serpenteando la
carretera.
sábado, 31 de marzo de 2018
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